LA ESCUELA OTRA VEZ (de mi libro Lejos)

Como un día cualquiera, salgo de mi casa, camino de la escuela, junto a mí la mochila de los libros, libros del saber que a pesar de tener no e podido comprender, camino a la parada del bus encuentro a los de siempre, gente madura y muchachos de mi edad, cansados de trabajo y cansados de la vida, sin más nada que hacer camino a la oficina, muchachos locos y traviesos, herederos de mañana, mañana de un tal vez incierto, abrumados y sin esperanzas, llenas de luz así como sombras de requisa también pobreza, camino del mañana, entre libros y pupitres, maestros y recreos, regalos de la vida, saber y armonía.

Llego al sonar del timbre y corro a formación, esperando quedo al escuchar toda la instrucción, de maestros llenos de saber, vacíos de corazón, sigo camino a la clase, centro de mi día donde supuestamente aprendería todo lo que algún día podría dar lo que ahora no tenia, sentado al medio, junto a María, linda niña de largo pelo, ojos claros y achinados, río al verla y espero la respuesta que se pierde dentro del ruido de mi aula, uno a uno cuento tiempo, sin saber a dónde iría, dando muestras de alegría en espera de salida, suena el timbre de recreo corro a la cola de comida, espero turno de ventanilla.

Quedando siego de contento al ver la sonrisa de María que de muy coqueta forma para verme , la vida se me cae al saber que su mirada se centra en mi lugar, cuento los segundos que paran al escuchar mi nombre que de sus labios juveniles se pierden en el ruido de la mente juguetona de muchos locos de alegría. Termina el recreo, suena el timbre del regreso, de camino al aula del saber, sueño una y otra vez, sueños del querer, querer de voluntad, de ilusión sin terminar, de recuerdos, palabras de esperanza, con luz ajena de alegría, miro al lado donde esta María.

Pasa el tiempo y perdiendo el día, donde esta toda mi alegría, veo al lado donde esta María, ella ríe con el cruzar las miradas, miradas coquetas del día, día que termina, sin saber que pasaría, Llega el tiempo de salida, feliz salgo corriendo de la clase, en busca de María, ella espera en la puerta donde solo queda la sonrisa de un mañana, trato de hablar, mis palabras se congelan al saber que mi María no se encuentra más aquí, se fue, vinieron a buscarla, de repente ya no la tenía. Pienso en ella de noche así como también de día, perdiendo lo poco que tenía, regresó a casa sin saber que me esperaría, mi madre ve mi semblante y pregunta que tenía, digo nada madre mi, ella lee mi ojos y comenta que pasa que te pierdes en silencio, nada madre nada solo pienso en mi María.

Solo en mi cuarto, a puerta cerrada pienso y repienso que pensara María, ella nena bella, que robo mi corazón de esta manera, manera tan rara ya que al menos si me lo pidiera se lo daría de una y mil maneras. Después de pensar, en el rincón del olvido, olvido que llega paso a paso, desde lejos escucho la voz de mi madre llamando para comer, no tengo hambre, no tengo ganas, solo espero que de cansancio caiga rendido, rendido de ver que no comprendo porque no tengo a María, mama grita de nuevo, a comer que se enfría la comida, comida que con sudor y esfuerzo llega todos los días a la mesa donde todos nos vemos, hablamos, reímos y sin querer simulamos que todo está bien.

Llega la tarde sin ganas veo mis libros, dejo a un lado al escuchar el silbido del amigo, salgo por la puerta del patio, sin que se den cuenta, espero unos minutos, dejo la casa y me encamino a la esquina donde noche a noche nos vemos todos aquellos, aquellos que junto a mi crecieron y que con ganas de fregar preguntan que paso en la escuela, donde estabas que no te vimos en recreo, que paso te castigaron de nuevo, no respondo no fue castigo del maestro sino mío.

Castigo de saber que aunque quiera no podré tener lo que tanto quiero, de que hablas comenta uno, en su tono de risa, habla de María dice el otro que con disgusto comenta, OLVIDAS que ella no es para nosotros, todos ríen al ver que no gusto de bromas, solo en ella pienso no puedo sacarla de mí, es más fuerte, fuerza que de una u otro manera mina mi alma, alma de dolor y pena, que solo María podrían quitar, vive cerca de donde estamos dice uno ve a verla y dile lo que sientes, solo a ella, comenta el otro, claro si ella siente lo mismo estoy seguro que sabrá dar lo que tu quieres, no respondo tal vez es solo capricho, capricho de muchacho loco, todos reímos pero por dentro solo en María pienso.

Me voy comenta uno, yo también comenta el otro me quedo solo en la esquina a luz de luna, luna que llena la cuadra de luz , el viento sopla, moviendo hojas y ramas, ruido de hojas secas que hacen eco en mi mente, voy o no comento por dentro, tal vez dormida esta, tal vez no responden de atrás, es Juan que sin querer escucho lo que decía, piensa en esto, es solo una vez en la vida cuando llega, llega, sin decir y sin llamar, ve tal vez a luz de luna sabrás lo que tanto quieres, comenta.

Camino al balcón me encuentro con su madre, ella pregunta como estoy, bien respondo doña Dora, adonde vas, con tanta prisa, sin saber que comentar a su casa voy de prisa, pero a mi casa responde ella, quiero hablar con María, de que, comenta ella, sobre la escuela respondo, así deberes atrasados será, sonrió y con picardía respondo, no solo quiero ver a María. Anda pues, comenta, solo recuerda que no debes molesta muy tarde, ella tiene que descansar y tu tal vez tendrás que trabaja, muy bien, gracia por el permiso, pero por dentro solo pienso que bueno que podré ver a mi María, toco el cristal, con delicadeza, ella se asoma, ríe y pregunta, que haces aquí pensé que no vendrías, lo sé, respondo, clara que si quería, ya que solo por ti María yo lo haría, sonrojando me mira y con ternura comenta, lo sé, lo sé, y por eso yo siempre esperaría.

Hablamos de todo y de nada, de hoy y también del mañana, viajamos tomados de la mana sin dejar de soñar, soñar que lindo es, pero mejor es estar a tu lado aunque sea por un rato, comento, ella escucha y con paciencia me responde, yo también pienso en lo mismo. Se escucha la llamada de la madre que comenta, ya es hora ya es hora, como no doña Dora ahora me voy, solo deme un momento más para no dejar aquí mi corazón, me despido si consuelo, si saber que pasara, ella mira y comenta, será mañana de nuevo.

Alegre regreso, por donde mismo, pensando que seria, que no hable lo que debía, tal vez mañana me dé valor de nuevo y una vez más con alegría, me comente lo que ella sentía.